11.06.2006

Sacrílego

Resulte ser, a ojos de muchos, un sacrilego de siete suelas. Era sabado si no estoy mal. Me llevarían a misa de 7 en una iglesia cualquiera, de una ciudad cualquiera y con un cura cualquiera, para que alli hiciesen oficial mi descomulgación. Estaba rodeado de no se cuantos sacristanes, arzobispos, delegados del Vaticano y unos cuantos acolitos. Mi mamá estaba ahí, llorando a cantaros junto a mi abuela quien, de la rabia y el desconsuelo, ya habia reventado dos camandulas. Mi hermano no hablaba. Mi papá simplemente se acariciaba el bozo.

El misal comenzó. Todo el templo estaba lleno de incienso. Yo no veía nada, salvo las copas doradas en las que servian el vino, las cuales brillaban. Unos coros gregorianos lo mas de chimbas empezaron a retumbar en los vitrales de la iglesia.

Yo tenía puesto unos jeans, unos tennis adidas negros, una camiseta del color que tanto te gusta; azul y una chaqueta de jean. Tenía un librito bajo el brazo y sostenía una botella de agua en mi mano derecha. Me vi con una barba super túpida mas sin embargo pulcra. 33 años mas o menos tenía; la edad de Jesucristo. Estaba sentado frenta al altar, ahí, antes de subir al pulpito, donde sientan a los novios cuando se estan casando.

De un momentico a otro el volumen de la música incrementó y el humo del incienso se hizo mas denso. La voz del cura alcanzaba unos decibeles altos. Se escuchaba también un campaneo super desesperante en el fondo. Depronto, entraste por el corredor central de la iglesia, caminando muy muy despacio. Vestías púrpura. Me tocaste el hombro izquierdo 3 veces y me dijiste:

- "Si a vos Dios no te quiere en su seno; yo si te quiero en el mío. Pero ya.".


Me cogiste de la mano y salimos caminando sin afan alguno. La música paro,
el cura se ahorcó con un retazo de la sotana verde que llevaba puesta; mi
mamá dejo de sollozar y te miró con cara de agradecimiento; mi abuelita me
dijo "Juancho, lo quiero mucho mijo"; mi papá aplaudió y yo a vos te di un
beso en la frente. Nos cogimos de la mano y salimos caminando muy muy
despacio, mientras mi hermanito gritaba "Oiga niña, cuide mucho a mi
hermanito, listo?".

Juan E. Villegas

1 Comentarios:

Blogger GIORLAND dijo...

Tan solemne y tan sencillo, me siguen desinfalndo tus finales... Mi quierido proyecto de poeta, esto parece un sueño, de aquellas noches en las que no podemos dormir, que rostro tiene la bella del vestido purpura? lo sabemos? lo sabes tu por lo menos?
un gran abrazo

1:24 p. m.  

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