3.28.2008

Hay cosas que el dinero no puede comprar


Once y treinta de la mañana, un buso negro cuello tortuga, unos jeans ajados y un par zapatos de cuero bailando sobre el concreto de Manhattan se pierden en un mar de gente. Samsung, General Electric, American Airlines, Visa: los hijos de Adam Smith violan mis pupilas. Gringas adineradas vistiendo gruesas bufandas y chaquetas color ceniza fuman y hablan por celular a mi lado. Finos perros con collares de plata y diamantes incrustados jadean o sonríen; no puedo saberlo.

Taxis amarillos color abejita Conavi se mueven de un lado para otro. Bocinas y smog mancillando el aire. Dios no sabe de ambientalismo. Largos buses en cuyas ventanas se funden rostros de funeral, se mueven lentamente cuales mamuts prehistóricos.

Con biblia en mano y hablando en voz alta, una anciana se cura su pasado tsunámico. Leyendo sin leer, inerte, el vendedor de periódicos le hace competencia a la Madame Tussauds.

Once y treinta y dos de la mañana. Un buso negro cuello tortuga, unos jeans ajados y un par de zapatos de cuero se ariscan.

El semáforo cambia a rojo.

Juan Esteban Villegas
Marzo del 2008.